En seis años de permanencia en ese país, después de superar líos de visa, le surgieron ofertas en cabarés, teatros y en la RCA Victor; descubrió agrupaciones musicales y, sobre todo, grandes orquestas con influencia norteamericana.
Allí conoció y grabó con Rafael de Paz, Chucho Rodríguez y Memo Salamanca, pero también con cubanos afincados en ese país que tenían excelentes grupos, como Arturo Núñez, Mariano Mercerón y en especial con Dámaso Pérez Prado.
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